Quizás un viaje te cambie la vida. Quizás aprenderás lecciones que nadie te enseñó en la escuela. Quizás cuando despegue el avión todo será distinto. Quizás será el giro de timón que marcará irreversiblemente su vida.
¿Te atreves?
Historias de viajes transformadores
Recuerdo allá en 2005 cuando estaba de Erasmus en Dinamarca y un amigo sevillano se enamoró de una chica danesa. Más allá del tópico, él decidió dejar el calorcillo del sur y hace ya 14 años que viven juntos los fríos inviernos daneses. Otra historia que me impactó profundamente fue la de Jaume Sanllorente. Jaume tuvo una primera aproximación a la India no demasiado satisfactoria. Pero fue en su segundo viaje cuando que conoció por “casualidad” (o llamémosle “causalidad”) un orfanato en Bombay que estaba a punto de cerrar sus puertas por falta de recursos. Esa vivencia fue su catalizador para dejar una vida acomodada en Barcelona y dedicar su vida a los niños de Bombay. De eso hace 14 años y ahora su ONG ayuda a miles de niños a tener una infancia digna lejos de las mafias (os dejo el link por si os interesa saber más de este maravilloso proyecto: www.sonrisasdebombay.com .
Historias como las de mi amigo sevillano o la de Jaume son impactantes e inspiradoras, pero a veces los cambios que producen los viajes son mucho más sutiles y en algunos casos casi invisibles. Pero allí están.
Los lazos invisibles de la complicidad
Haber estado en un país te brinda una extraordinaria cercanía con sus gentes y territorio. Hace unos días vi en las noticias como un avión se había estrellado en Etiopia con dos españoles a bordo. En mi cabeza vino un flash rápido, irracional, directo y profundo: “Podría haber sido yo”. Hace ya 7 años que estuve en Etiopía, y solo en un viaje de 20 días, pero aun así mi cuerpo reaccionó al escuchar una noticia de ese lugar remoto en el que yo había estado.
Está claro que las vivencias se almacenan en nuestro subconsciente y en el momento oportuno, como si de un relámpago se tratara, se reactivan. Nuestro subconsciente también almacena olores, sabores, músicas y sensaciones… Todo esto reside en la parte baja del iceberg, bajo la superficie, y forma parte de nosotros y nuestra percepción del mundo.
Cuando hemos viajado a un país con la mente abierta y nos hemos tomado el tiempo necesario para interactuar con sus gentes, se abre en nosotros una fantástica grieta de tolerancia y un acercamiento que difícilmente se cerrará con el paso del tiempo. ¿No os ha pasado que conocéis a alguien de un país que habéis visitado y notáis un acercamiento mucho mayor que si no conocéis su país? Enseguida empezamos a relatarle todos los sitios que visitamos y se crea un lazo invisible que nos une. Esa complicidad es la antesala de la tolerancia y, atención, la fórmula mágica contra el racismo.
¿Es necesario irse de retiro para vivir una experiencia transformadora?
Claro que no. Es cierto que cada vez hay más retiros que pueden resultar muy potentes y llegar a ser verdaderamente transformadores. Pero sin irnos de retiro específicamente, cada viaje puede ser un retiro en sí mismo, una nueva oportunidad de rencontrarnos con nosotros mismos y abrirnos experiencias y retos que dejen huella en nuestra vida.
El viaje nos proporciona una maravillosa activación sensorial que en nuestro día a día tenemos completamente anestesiada. ¿O acaso te acuerdas de como olía esta mañana el café? ¿O qué música ha sonado en la radio al despertarte? ¿O te has fijado en nuevos detalles de camino al trabajo? En los tiempos actuales, recibimos miles de impactos, sobretodo visuales y auditivos, pero apenas miramos y escuchamos. Solemos entrar en el modo “piloto automático” con demasiada facilidad, dejando los sentidos adormecidos la mayor parte del día.
En el viaje podemos percibir muchas más cosas porque se unen en un binomio perfecto la apertura de mente y corazón con la novedad.
La importancia del billete de vuelta
La intensidad del viaje, como todo lo bueno en la vida, reside en el hecho que tiene un inicio y un final. Os puede decir de primera mano que cuando el viaje no tiene un billete de vuelta, deja de ser “viaje” y pasa a ser “vida”. Gracias al billete de vuelta nuestra motivación, energía y predisposición son mucho más elevadas. El billete de vuelta nos proporciona la seguridad y estabilidad necesarias para poder abrirnos a la aventura.
¡Ahora cuéntame tú!
¿En qué momento estás? ¿Qué dudas pasan por tu cabeza? ¿Cuáles es tu mayor miedo para tomar LA decisión?
Estaré encantada de leerte en los comentarios, ¡hasta pronto!
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