Cuando viajo soy mujer sin coraza

Cuando viajo soy mujer sin coraza.
Sin tacón ni maquillaje,
soy lo que ves.

No importa en qué barrio vivo,
el coche que conduzco
o la cuota de la hipoteca.

Soy yo en esencia,
por fin libre de etiquetas y máscaras.

Me conocerás cansada tras un trekking,
o relajada viendo el atardecer en la playa, con chanclas y el pelo alborotado.

Todo lo que tengo de valor cabrá en mi mochila, y no necesitaré nada más.

Por unos días, solo seremos dos nómadas sin brújula comiendo pad thai por Kao san Road, aprendiendo swahili a la sombra de un baobab,
o bailando agarrados en el Malecón.

​No importa el color de tu piel
o las cicatrices de tus caídas;
solo seremos dos personas en el camino hablando de corazón a corazón.

A ti, viajero incansable,
marinero sin faro,
cuando el destino nos cruce
recuérdame que tomemos una cerveza
y soñemos con arreglar el mundo.

​

¡Ahora cuéntame tú!

​¿Cómo eres ​cuando viajas? Te leo en los comentarios